1 de marzo de 2011

Mi pequeño gran homenaje: Joaquín Sabina (I)


Hoy es un día ideal para escribir una entrada en el blog que ya tenía muchas ganas de hacer desde hacía tiempo. Como se diría en catalán, 'sóc molt' de Joaquín Sabina. 20 años escuchando su música semana sí, semana también han acabado por convertirlo en mi artista favorito. No pretendo hacer un repaso de su vida porque 1. necesitaría otro blog entero y 2. se puede encontrar fácilmente por Internet (lo que no quiere decir que no pueda hacer matices de vez en cuando). Lo que quiero hacer es un homenaje a una obra que roza la excelencia en todas sus letras y que cumple ya tres décadas. Y lo quiero hacer a través de mis canciones preferidas.

Para contradecirme a mí mismo, y por ser esta la primera entrada de unas cuantas entregas (siguiendo un orden cronológico), necesito hablar brevemente de la vida del Genio de Úbeda. Sabina nació en el 49 y, con 21 años, se tiene que exiliar a Londres por su marcada ideología de izquierdas y por lanzar un cóctel molotov a una sucursal del Banco de Bilbao. A los siete años, y después de vivir mil anécdotas en la capital inglesa (Portobello Road, muy utilizado en sus canciones, los cinco dólares que le dio George Harrison en un pub...), vuelve a España y se empieza a dejar ver en escenarios menores gracias a su primer disco, Inventario, y a sus actuaciones en café madrileño La Mandrágora junto a Javier Krahe y Alberto Pérez.

Pero es, sin duda, en los inicios de la década de los 80 cuando empieza el 'boom Sabina'. Malas compañías es su primera gran obra de éxito, un disco que trae un soplo de aire de fresco al panorama musical gracias a sus profundas letras y a las adaptaciones de otras canciones de éxito como Pongamos que hablo de Madrid, de Antonio Flores, que se ha convertido con el tiempo en el himno no-oficial de la capital española:


Con esta voz menos rota pero mucho más conmovedora, Sabina saltó a la fama rápidamente. Pero si se recuerda alguna canción de ese segundo disco es, sin duda, Calle Melancolía. Una canción que representa en la máxima expresión al Sabina amante de las baladas aliñado con un punto de amargura:



Después de ese inicio tan arrollador, Sabina no vuelve a sacar un álbum hasta 1984. Eso sí, en ese momento grabará tres discos prácticamente consecutivos que servirán de trampolín al éxito definitivo (Ruleta rusa, Juez y parte, Joaquín Sabina y viceversa en directo). Se empieza a denotar ya un cambio de estilo tanto en sus letras como en su estilo musical aunque nos deja dos 'joyas' en forma de balada como son Princesa y Whisky sin soda:


Pero, como decía antes, el cambio de estilo a un ámbito más cercano al rock se ve claro en canciones, también muy exitosas, como pueden ser Ocupen su localidad, Eh, Sabina, Juana la Loca o Pisa el acelerador:


Por hoy ya hay suficiente, espero que os guste este repaso tanto como a mi me gusta la obra de Sabina. Espero no tardar en subir la segunda parte porque aún me quedan muchísimas canciones para recordar.

2 comentarios:

  1. Bien Vituri bien, buena música! #etfelicitofill

    ResponderEliminar
  2. Sabina no és lo meu... =)
    Però amb la Llei Sinde tens tota la raó, no serveix per res.
    Segurament ja hagis sentit el discurs de Àlex de la Iglesia als Goya que hem vist avui a classe (http://www.youtube.com/watch?v=HjAg4pWxW0A). Molt cert!

    ResponderEliminar