26 de mayo de 2011

El futbol és cultura

O almenys així ho vull entrendre jo. Ho definiré explicant un exemple que vaig viure fa unes setmanes. Vaig tenir la sort de poder presenciar en directe a l'estadi de Cornellà-El Prat un partit de lliga entre el RCD Espanyol i l'Athletic Club de Bilbao. I dic sort, en aquest cas, perquè quan veus un partit de futbol en qualitat d'espectador neutral (jo tinc el cor dividit entre el Centre d'Esports Sabadell i el FC Barcelona, res d'anti-periquismes) te n'adones realment de la magnitud que té aquest esport i la cultura que arrossega.

Cert és que sota cada escut, sota cada afició, s'amaguen uns valors culturals que fan únic aquella entitat i tot allò que l'envolta. És com una cultura pròpia dins de la cultura general futbolística. Cada bona acció, com en qualsevol obra, es celebra i cada acció incorrecta té la desaprovació de l'espectador. En aquella ocasió, he de dir que preferia que guanyés l'Athletic però per això no em privava d'admirar qualsevol aspecte de l'equip rival. És més. Crec que forma part de la cultura la manera com anima l'afició local al seu equip, sense deixar de donar-li suport en cap moment. Arribar a l'estadi, aquell ambient de futbol que es respira, tot es especial i particular.

PD: És de total obligació anar al camp de l'Espanyol, tenir un petit record per Dani Jarque i aplaudir al minut 21. Pell de gallina.

18 de mayo de 2011

Mystic River


Els temps no cura les ferides. Sota aquesta contrarietat s’amaga l’essència de ‘Mystic River’. Aquesta pel·lícula, dirigida per Clint Eastwood l’any 2003, és una de les obres mestres del cinema del segle XXI. D’argument obscur, familiar i policíac, tres nens d’un suburbi de Boston uneixen les seves vides al cap de molts anys com a conseqüència d’un tràgic succés relacionat amb un fet encara més deplorable que va passar a la seva infància.

He de confessar, abans de res, que vaig mirar la pel·lícula abans del llibre. Com el film em va apassionar, em vaig interessar per la novel·la de Dennis Lehane i la vaig llegir. En tots dos casos, vaig trobar un ambient perfectament construït per a la ocasió. Viure en un suburbi nord-americà és sinònim de perill, risc, tristesa... I això es veu perfectament reflectit a ‘Mystic River’. Potser, fins i tot, m’atreviria a dir que aquest ambient està una mica més carregat al llibre, per allò de no tenir visualment a davant actors de la talla de Sean Penn, Kevin Bacon o Tim Robbins que, tot i fer una interpretació molt propera a l’excel·lència, li donen un inevitable toc de glamur al film.

Volia comentar també el cas de Robbins. Ell interpreta el paper de Dave, el nen que de petit és segrestat i abusat per uns violadors i que, de gran, mata la filla de Jimmy (Sean Penn). Aquí veig una gran diferència entre el llibre i la pel·lícula. Crec que el Dave del film està preparat per ser una persona freda, distant, amb el record inesborrable d’aquell fet i sense sentiments. En canvi, el Dave sinistre del llibre està instal·lat en una permanent tristesa que l’aboca, fins i tot, a un principi de perturbació.

Tot i així, tant en un cas com l’altre és digne de remarcar el bon final que tots dos aconsegueixen crear. Et fa formar una barreja de sentiments; entre el bon regust de boca i un toc amarg, entre un punt d’alegria, un altre de manca de compassió, i un altre de ràbia. Tota una obra d’art, ‘Mystic River’.

21 de marzo de 2011

Benvenuti al Sud

Hay quien dice que los 'remakes' de otras películas suelen dejar mucho que desear. Puede ser. Y puede ser, también, que la mejor opción sea no haber visto la película original para evitar hacer comparaciones odiosas. Este es quizá, personalmente, el caso de 'Bienvenidos al sur' o 'Benvenuti al sud', un 'remake' de la película francesa 'Bienvenidos al norte'. Un buen film italiano que mezcla comedia con una pequeña dosis de romanticismo -lejos de las mezclas imposibles de digerir de las productoras de Hollywood- que, para un espectador como yo que no ha visto la versión original, supone que me haya causado una grata impresión.

Cabe decir, pese a no haber visto 'Bienvenidos al norte' que creo que estamos ante dos casos muy diferentes. De hecho, esta película ya la 'venden' como la versión mediterránea y seguramente es el paisaje lo que le hace única y diferenciada a la otra. La historia, en resumidas cuentas, explica la historia de un director de Correos cuya mayor aspiración es acabar trabajando en Milán. Cuando esta a punto de conseguirlo, mete la pata y lo trasladan a Castellabate, un pueblo cercano a Nápoles, lo más similar a un infierno para los del norte.

Pero lejos de la idea establecida que tenia de un pueblo que en el film sale muy caricaturizado, cuando llega ahí se encuentra una realidad muy diferente a la del norte que le llega a seducir aún más que Milán. El paisaje idílico de Castellabate (véase el cartel de la película) engancha a cualquiera y la frescura que transmite la historia hace que el espectador se traslade a ese pueblo y que el tiempo pase volando. Un film muy recomendable para pasar un rato de cine agradable y olvidarse de los problemas de la vida 'urbanita'. Ahí va el trailer de 'Bienvenidos al sur':


1 de marzo de 2011

Mi pequeño gran homenaje: Joaquín Sabina (I)


Hoy es un día ideal para escribir una entrada en el blog que ya tenía muchas ganas de hacer desde hacía tiempo. Como se diría en catalán, 'sóc molt' de Joaquín Sabina. 20 años escuchando su música semana sí, semana también han acabado por convertirlo en mi artista favorito. No pretendo hacer un repaso de su vida porque 1. necesitaría otro blog entero y 2. se puede encontrar fácilmente por Internet (lo que no quiere decir que no pueda hacer matices de vez en cuando). Lo que quiero hacer es un homenaje a una obra que roza la excelencia en todas sus letras y que cumple ya tres décadas. Y lo quiero hacer a través de mis canciones preferidas.

Para contradecirme a mí mismo, y por ser esta la primera entrada de unas cuantas entregas (siguiendo un orden cronológico), necesito hablar brevemente de la vida del Genio de Úbeda. Sabina nació en el 49 y, con 21 años, se tiene que exiliar a Londres por su marcada ideología de izquierdas y por lanzar un cóctel molotov a una sucursal del Banco de Bilbao. A los siete años, y después de vivir mil anécdotas en la capital inglesa (Portobello Road, muy utilizado en sus canciones, los cinco dólares que le dio George Harrison en un pub...), vuelve a España y se empieza a dejar ver en escenarios menores gracias a su primer disco, Inventario, y a sus actuaciones en café madrileño La Mandrágora junto a Javier Krahe y Alberto Pérez.

Pero es, sin duda, en los inicios de la década de los 80 cuando empieza el 'boom Sabina'. Malas compañías es su primera gran obra de éxito, un disco que trae un soplo de aire de fresco al panorama musical gracias a sus profundas letras y a las adaptaciones de otras canciones de éxito como Pongamos que hablo de Madrid, de Antonio Flores, que se ha convertido con el tiempo en el himno no-oficial de la capital española:


Con esta voz menos rota pero mucho más conmovedora, Sabina saltó a la fama rápidamente. Pero si se recuerda alguna canción de ese segundo disco es, sin duda, Calle Melancolía. Una canción que representa en la máxima expresión al Sabina amante de las baladas aliñado con un punto de amargura:



Después de ese inicio tan arrollador, Sabina no vuelve a sacar un álbum hasta 1984. Eso sí, en ese momento grabará tres discos prácticamente consecutivos que servirán de trampolín al éxito definitivo (Ruleta rusa, Juez y parte, Joaquín Sabina y viceversa en directo). Se empieza a denotar ya un cambio de estilo tanto en sus letras como en su estilo musical aunque nos deja dos 'joyas' en forma de balada como son Princesa y Whisky sin soda:


Pero, como decía antes, el cambio de estilo a un ámbito más cercano al rock se ve claro en canciones, también muy exitosas, como pueden ser Ocupen su localidad, Eh, Sabina, Juana la Loca o Pisa el acelerador:


Por hoy ya hay suficiente, espero que os guste este repaso tanto como a mi me gusta la obra de Sabina. Espero no tardar en subir la segunda parte porque aún me quedan muchísimas canciones para recordar.

28 de febrero de 2011

Una de quinielas

A muy pocas horas de que empiece la ceremonia de los Oscar 2011, dejo mi pequeña predicción sobre las principales estatuillas (bastante diferente de mis deseos):

MEJOR PELÍCULA: El discurso del rey

MEJOR DIRECTOR: David Fincher (La red social)

MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL: Natalie Portman (Cisne negro)

MEJOR ACTOR PRINCIPAL: Colin Firth (El discurso del rey)

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO: Melissa Leo (The fighter)

MEJOR ACTOR DE REPARTO: Cristian Bale (The fighter)

MEJOR PELÍCULA DE HABLA NO INGLESA: In a better world

MEJOR LARGOMETRAJE DE ANIMACIÓN: Toy Story 3

MEJOR GUIÓN ORIGINAL: Christopher Nolan (Origen)

MEJOR GUIÓN ADAPTADO: Aaron Sorkin (La red social)

23 de febrero de 2011

La consagración de Natalie Portman

Brillante, espectacular, maravillosa, colosal...mil y un adjetivos que podrían servir perfectamente para definir el papel de Natalie Portman en 'Cisne negro'. Creo que, por fin, ha llegado su momento y, salvo sorpresa monumental, domingo se coronará con el Oscar a la mejor interpretación principal femenina.

El pasado sábado no quise perder la oportunidad de aprovechar uno de mis huecos libres para ir al cine a ver esta película. Sabía de antemano las numerosas críticas positivas que había recibido pero con esto ya se sabe, el criterio de uno mismo es el que cuenta. No quería otro caso 'En tierra hostil'... Nada más empezar la película, ya se intuía algo diferente: el no hacer repetitivo un guión (chica joven que lo tiene todo para triunfar pero que acaba fracasando ante el obstáculo insuperable que supone ella misma) que se ha visto en muchísimas películas y darle la vuelta a la idea enfocándolo desde un punto de vista delirante. Mérito de Aronofsky.

El director nos presenta a una Natalie Portman, bajo el papel de Nina, muy frágil, muy tímida, incapaz de encarnar un lado oscuro para representar 'El lago de los cisnes' pero ideal para ser la mejor en lo que se refiere a inocencia y elegancia. Portman se mete perfectamente en el papel de bailarina entregada en cuerpo y alma al mundo de la danza, y que siente que deber dar un rumbo en su manera de ser para triunfar en el ballet. A medida que se va perfilando su rival en el film (Mila Kunis), Nina la irá viendo como una seria amenaza, de la misma manera que irá aflorando su lado oscuro, de cisne negro, que la irá consumiendo poco a poco hasta extremos paranoicos. Como no podía ser de otra manera, la vida de Nina es prácticamente paralela a la historia de 'El lago de los cisnes' y, por tanto, se sabe de antemano cual puede ser su final.

En resumidas cuentas, Portman se sale. Es capaz de bordar en todo momento los dos extremos de su personalidad, llegando a rozar la locura, y ayudada por su cuerpo amoldado al papel, genera una intensa sensación de angustia durante toda la película que en ocasiones, más que un 'thriller', se asemeja a un film de terror. Además, este papel servirá para que Portman se distancie finalmente de la etiqueta de Reina Amidala en 'Star wars'. Otra recomendación para aquellos que, como yo, nos parezca una genial actriz: 'Brothers', un drama más que correcto donde sale acompañada de Jake Gyllenhaal y un excelente Tobey Maguire. Mañana tocará repetir sesión de 'Cisne negro', se lo prometí a un amigo y no pude esperar tantos días para ver la película. Aquí os dejo el tráiler de 'Cisne negro', una delicia...

21 de febrero de 2011

Hacer del fútbol una forma de vida

Lo tengo que reconocer: no soy la persona más aficionada a la lectura de este mundo. Más bien al contrario, estaría en la parte baja de la lista. No tengo por costumbre estar siempre con un libro bajo el brazo. De hecho, me molesta mucho leer obligado. Siempre he creído que debería tomar por rutinaria esta afición pero no me llama tanto como otras. Eso sí, cuando un libro, una novela, me llama mucho la atención, no me puedo despegar ni un segundo, dura muy poco tiempo en mis manos.


Es por eso que hoy os quiero presentar y recomendar el último ejemplo de mi entusiasta y particular lectura: 'Fiebre en las gradas', de Nick Hornby (un millón de copias vendidas en UK y dos adaptaciones cinematográficas). Recuerdo que lo compré (otra rareza no muy positiva en mí, que me compre un libro) el 31 de diciembre, a muy pocas horas de acabar el año, después de oír buenas críticas y quizá como una manera de empezar con buenos propósitos el 2011. Su temática central, el fútbol, influyó mucho en el momento de comprarlo para un apasionado del deporte como yo.

El relato se podría definir como autobiográfico y trata de la relación que ha tenido durante tres etapas fundamentales de la vida (infancia, adolescencia, madurez) el autor Nick Hornby con el Arsenal, el equipo de sus amores de la Premier League. A simple vista podría parecer un libro destinado a los amantes del fútbol, y de hecho puede serlo ya que contiene mil anécdotas sobre lo que ha pasado en los terrenos de juegos ingleses en los últimos 30-40 años. Pero más allá del aspecto futbolístico, lo que intenta destacar Hornby es como esta pasión ferviente de amor-odio hacia un club de fútbol ha condicionado su comportamiento social en otros ámbitos y como convive un fanático de las gradas con esta reconocida obsesión.

Lo explica, además, con su particular toque de humor irónico que hace muy amena la lectura y que acentúa (expresamente) este fanatismo que le hace ver y estar presente el mundo condicionado por los éxitos y fracasos del Arsenal. Hornby cuenta, por ejemplo, como por culpa de un partido de su equipo en Highbury no pudo asistir a una boda, o como una vez fue a ver un encuentro a pesar de romperse el tobillo dos horas antes del inicio. Además, asocia su primera gran ruptura amorosa a la pérdida de un jugador emblemático de la época. Genio y figura...

En resumen, es un libro eminentemente futbolero, escrito por un hincha de un equipo para un hincha de un equipo pero no por eso deja de tener ese punto de interés por ver externamente como se construye la figura de una persona obsesiva que vive por y para su Arsenal, y lo que eso conlleva dentro de una sociedad mucho más global.

18 de febrero de 2011

Post de bienvenida: la resaca de los Goya

Hoy estreno oficialmente este blog, 'Cultura en particular', y creo que la mejor manera de comenzar (aunque quede ya un poco lejos), es hablar de lo mucho que dio de sí la gala de los Goya de este pasado domingo. Unos Goya que celebraban sus bodas de plata en uno de los climas más enrarecidos de los últimos años provocado, en gran parte por la mediática 'Ley Sinde' y la dimisión del presidente de la Academia del Cine Español, Álex de la Iglesia. Su principal valedora, la ministra Ángeles González-Sinde, y uno de sus máximos detractores, el mismo De la Iglesia, llegaron y se sentaron juntos en el Teatro Real, en un mensaje de falsa conciliación. Y sino, solo hace falta ver el discurso de De la Iglesia:


Polémicas a un lado, la gala volvió a ser presentada magistralmente por Andreu Buenafuente. Siguiendo la línea del año pasado, Buenafuente comenzó la noche presentando un vídeo magnífico, un gran homenaje a las mejores películas de nuestro cine y tampoco eludió hacer gala de su humor hacia la ministra González-Sinde (imagen de su 'descarga legal').


Reconozco que este año no he visto tanto cine español como el que me hubiera gustado. 'Los ojos de Julia' (con una genial Belén Rueda) y 'Buried' han sido las principales películas que he visto, y por eso tampoco puedo hablar muy alto de la gran triunfadora de la noche: 'Pa Negre', ganadora de 9 Goyas. Aun así, quiero destacar una de las frases de la noche: "Gracias a la Academia por ir siempre un paso por delante". Por una vez no se han tenido en cuenta las razones lingüístico-ideológicas y se ha tenido en cuenta la verdadera calidad. Un 10.  Y otro 10 para Javier Bardem, un actorazo que me encandiló en 'No es país para viejos' y que se llevó el premio al mejor actor principal por 'Biutiful'. Igual que Laia Marull, que ya lo merecía, los inocentes niños de 'Pa Negre'...

En definitiva, una gala excelentemente conducida, con los rostros de cada año, con tensión disimulada presente y con la aparición testimonial (para qué dar más bola) de algún que otro energúmeno incapaz de manchar la gran fiesta del cine español. Como dijo Mariscal: "¡Viva el cine!".