18 de febrero de 2011

Post de bienvenida: la resaca de los Goya

Hoy estreno oficialmente este blog, 'Cultura en particular', y creo que la mejor manera de comenzar (aunque quede ya un poco lejos), es hablar de lo mucho que dio de sí la gala de los Goya de este pasado domingo. Unos Goya que celebraban sus bodas de plata en uno de los climas más enrarecidos de los últimos años provocado, en gran parte por la mediática 'Ley Sinde' y la dimisión del presidente de la Academia del Cine Español, Álex de la Iglesia. Su principal valedora, la ministra Ángeles González-Sinde, y uno de sus máximos detractores, el mismo De la Iglesia, llegaron y se sentaron juntos en el Teatro Real, en un mensaje de falsa conciliación. Y sino, solo hace falta ver el discurso de De la Iglesia:


Polémicas a un lado, la gala volvió a ser presentada magistralmente por Andreu Buenafuente. Siguiendo la línea del año pasado, Buenafuente comenzó la noche presentando un vídeo magnífico, un gran homenaje a las mejores películas de nuestro cine y tampoco eludió hacer gala de su humor hacia la ministra González-Sinde (imagen de su 'descarga legal').


Reconozco que este año no he visto tanto cine español como el que me hubiera gustado. 'Los ojos de Julia' (con una genial Belén Rueda) y 'Buried' han sido las principales películas que he visto, y por eso tampoco puedo hablar muy alto de la gran triunfadora de la noche: 'Pa Negre', ganadora de 9 Goyas. Aun así, quiero destacar una de las frases de la noche: "Gracias a la Academia por ir siempre un paso por delante". Por una vez no se han tenido en cuenta las razones lingüístico-ideológicas y se ha tenido en cuenta la verdadera calidad. Un 10.  Y otro 10 para Javier Bardem, un actorazo que me encandiló en 'No es país para viejos' y que se llevó el premio al mejor actor principal por 'Biutiful'. Igual que Laia Marull, que ya lo merecía, los inocentes niños de 'Pa Negre'...

En definitiva, una gala excelentemente conducida, con los rostros de cada año, con tensión disimulada presente y con la aparición testimonial (para qué dar más bola) de algún que otro energúmeno incapaz de manchar la gran fiesta del cine español. Como dijo Mariscal: "¡Viva el cine!".

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